La casualidad hizo que, en febrero de 2009, mientras se preparaba la exposición temporal La belleza ideal. Antoni Solà (1780-1861), escultor en Roma, dedicada a recuperar la figura de este escultor neoclásico barcelonés, el museo adquiriera en una subasta madrileña una obra suya, inédita hasta entonces.

Se trataba de un grupo en mármol, Niños jugando con una mariposa, firmado y fechado en Roma en el año 1839.

La exposición del museo, la primera dedicada a este artista, quiso rendir justicia a su nombre, y mostraba una docena de obras, la mayoría de las cuales nunca habían sido expuestas fuera de su lugar de origen, entre las cuales figuraba el grupo escultórico recién adquirido.

El Museo Frederic Marès contaba hasta la fecha con la primera obra conocida de Antoni Solà, el relieve con el que ganó el concurso para gozar de una pensión en Roma, concedida por la Junta de Comercio. La incorporación del nuevo grupo Niños jugando con una mariposa (1839), ha enriquecido no solo sus colecciones, sino también el patrimonio escultórico de Barcelona.